carros clásicos del deporte, en buen estado de funcionamiento, sería lo suficientemente bueno para la mayoría de los entusiastas de los automóviles, pero este modelo altamente personalizado está fuera de este mundo.
Reconstruido desde cero usando un Lincoln Zephyr de 1939 como piedra angular, ahora presenta una postura más larga, más ancha y más baja y, a pesar de tener una apariencia y una sensación completamente nuevas, aún se reconoce instantáneamente como un Zephyr.
En el interior, conserva el tablero de instrumentos, el volante y los asientos originales, aunque con un toque moderno provocado por piezas de tapicería de cuero de dos tonos y negro brillante que cubre prácticamente todas las superficies de los asientos, las puertas y más.
No estamos seguros de qué se esconde debajo de ese cofre largo, pero dado que es capaz de escupir llamas de los tubos de escape gemelos, como se revela en una de las imágenes, suponemos que es un motor de 4.4L. V12 que humildemente produce 110 caballos.
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Los deportivos clásicos como este se lo merecen
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